Beneficios
La leche materna es un alimento completo, porque se adapta a la necesidad de cada bebé, protegiéndolo de enfermedades respiratorias, infecciones gastrointestinales, infecciones en el oído y alergias.
En la madre, amamantar disminuye el riesgo de hemorragia y anemia, ya que el útero se contrae más rápidamente. A su vez, también se reduce el riesgo de contraer cáncer de mama y ovario. Otra de las ventajas es que se recupera más rápido el peso adquirido durante el embarazo.
Un aspecto clave: el afectivo
En este aspecto reside una de las claves de de la lactancia materna: el vínculo que se establece entre la madre y el hijo. Desde esta perspectiva, la lactancia formaría parte de un complejo de actitudes maternas que implican una mayor interacción afectiva-comunicacional y lúdica con el niño, a través del contacto piel a piel, mirada, sostén, mimos, presencia, lo que sumado ayuda a fortalecer la relación de amor y enriquecimiento mutuo que se gesta entre los dos.
Estas primeras vivencias afectivas del niño serán los pilares de su vida emocional.
Higiene de mamas
Para higienizar las mamas es suficiente con tomar una ducha diaria, pero sin utilizar jabón en la zona, ya que irrita más al pezón. También es necesario remarcar que antes de dar de mamar hay que lavarse las manos.
¿Hasta cuándo es recomendable amamantar?
La OMS (Organización Mundial de la Salud), UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) y la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) sostienen que es imprescindible la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido.
Una vez finalizado ese período, se recomienda seguir amamantando hasta los dos años, pero ofreciéndole al bebé otros alimentos complementarios.